jueves, 12 de abril de 2018

No corras

-Te acompaño a casa, -dijo cogiendo el abrigo.
No contesté. Pero sé la razón por la que actué así; su atractivo. Salimos del bar, dejando a nuestras espaldas el estridente ambiente festivo que allí se daba, adentrándonos en la oscuridad de la noche. Le conocí dos días atrás, en el mismo lugar, pero me gustaba. Y mucho. Le invitaría a subir a casa. Tomaríamos la última copa y…  quién sabe si a algo más. Miré hacia atrás, dos tipos andaban tras nosotros. Nos seguían. ¿Qué querían? Sentí miedo, y miré a Tom. Él se percató, me cogió la mano y echamos a correr. La sangre me martilleaba las sienes y comencé a respirar con dificultad. Volví a mirar. A lo lejos, los dos hombres. Gritaron algo que no descifré. Pasado un rato, me detuve, sin aliento. Miré en derredor, ni rastro de los dos hombres. Miré a Tom. Éste sin previo aviso sacó un cuchillo. Avanzó hacia mí. Su mirada, perdida. Me alarmé. Un disparo rasgó el silencio nocturno.Tom se desplomó. Allí estaban los dos hombres, mostrándome su placa de policía. Tom era un asesino al que buscaban hacía tiempo. Yo pude haber sido una de sus víctimas.

                                                         




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hoy sí; mañana, tal vez

Aquel rostro proyectaba angustia, los ojos exageradamente abiertos parecían suplicar al oxígeno invisible que pululaba por aquella estan...