miércoles, 2 de mayo de 2018

De profesión teórico


Opinión


Nosotros, los futuros becarios y los que han transcurrido por esa disyuntiva en tiempos pasados, llevamos por bandera, a la hora de encarar nuestra profesión fuera de las aulas universitarias, la inseguridad que comporta cuatro años de pura teoría y solo unos pocos meses de práctica. En este breve lapso de tiempo, de praxis, en muchas ocasiones, se encuentra como enemigo al calendario, puesto que hay que contar con festivos, algún puente o la tardía llegada del docente a impartir la asignatura, debido a diferentes dimes y diretes que atañen al mundo universitario y, en especial a nosotros, quedándose más desnivelada, aun si cabe, la balanza entre teoría y práctica.
Me he permitido el lujo, en las líneas anteriores, de hipostasiar como lo haría un filósofo, carezco de experiencia en lides filosóficas, pero la impronta, el poso que me ha dejado el leer y releer a Álvaro Pombo, me permite la licencia de aventurarme en la difícil utilización de este término. Disculpe, Don Álvaro, ya que no lo haré tan correctamente como usted. Pues bien, la Real Academia define hipostasiar como considerar algo como verdad absoluta y creo que con respecto al tema que nos ocupa no ando desencaminado.
Nosotros, los estudiantes de universidad, los futuros becarios, y haciendo hincapié en periodismo, ya que soy testigo de ello pues son los estudios que curso, nos encontramos imbuidos en horas y horas de teoría que, en ocasiones, para el futuro, y óptimo desempeño de nuestra profesión, no es demasiado relevante. No digo que la teoría no sea importante, no me mal interpreten, por favor. Teoría debe de haber; debemos realizar la práctica sobre una base teórica, al menos para tener ciertos conocimientos previos y, con ello, alguna noción, pero en un grado como el de periodismo, una profesión que se define por el desparpajo de la mayoría de los alumnos, por cómo te desenvuelvas delante de una cámara o escenario, cómo proyectes tu voz, e incluso, edites grandes piezas en menos de quince minutos, en definitiva, lo que demandan las empresas de comunicación, nada de otro mundo, tampoco ¿ cómo es posible que no exploten estas facetas? Tres días en los que te enseñan cómo editar un vídeo, en cuatro años, sí, han oído bien, tres clases, en un grado de cuatro años en la que practicas, y muy por encima, con un editor de vídeo.  No hablemos de exponer un tema, algo que tendría que ser algo primordial para nosotros, trabajar y trabajar esto, puesto que este aspecto conlleva muchas horas de dedicación… Creo que en tres años habré expuesto unas cuatro veces unos tres minutos cada una, y eso, siendo generoso. Son tantos ejemplos los que tengo en mi haber que podría rellenar, solo con ellos, el límite de palabras con el que tengo que lidiar para la confección de este artículo.
Eso sí, nos bombardean en asignaturas como derecho, con una cantidad ingente de sentencias del tribunal constitucional o, por ejemplo, en teoría de la información con escuelas y más escuelas, que no digo que puedan llegar a ser interesantes, pero completamente irrelevantes para ponerte frente una cámara y realizar un directo, en cuanto a esto, precisamente ayer, realicé el primero y el último por lo que parece, en todo el grado de periodismo.
Después de esto, somos nosotros, los que hemos estudiado con ilusión y con ganas, los que tenemos que soportar llegar a las redacciones y que nos saquen los colores al quedarnos en blanco en algún directo, no saber editar o no saber locutar correctamente para una prueba de radio. ¿Somos nosotros los culpables de ello? ¿Tenemos que aguantar, nosotros que hemos estudiado los que nos han demandado, que nos digan que no servimos para esa o aquella actividad por la cantidad de teoría inservible y la nula práctica? ¿En este caso no sería más elocuente que en periodismo se declinase tanta teoría y focalizaran nuestros estudios en muchas más prácticas para que no tengamos que transcurrir por el camino de la vergüenza el mismo día en que te enfrentes a lo que supuestamente has estado estudiando todos estos años?
Encima, debemos soportar, también, que los profesores vengan hacia ti y te digan, no no, si te quieres preparar debe de ser por tu cuenta, entonces me pregunto yo, y perdonen mi ignorancia, ¿la universidad para que está entonces? ¿Debo pagar más, a parte de la matrícula? ¿ Voy a la universidad para aprender mediante cursos completamente ajenos a ella? Bueno ese ya es otro tema con el que podría cumplimentar otras setecientas palabras en un nuevo artículo.

Hoy sí; mañana, tal vez

Aquel rostro proyectaba angustia, los ojos exageradamente abiertos parecían suplicar al oxígeno invisible que pululaba por aquella estan...