Opinión
Nosotros, los futuros becarios y los que han
transcurrido por esa disyuntiva en tiempos pasados, llevamos por bandera, a la
hora de encarar nuestra profesión fuera de las aulas universitarias, la
inseguridad que comporta cuatro años de pura teoría y solo unos pocos meses de
práctica. En este breve lapso de tiempo, de praxis, en muchas ocasiones, se
encuentra como enemigo al calendario, puesto que hay que contar con festivos, algún
puente o la tardía llegada del docente a impartir la asignatura, debido a diferentes
dimes y diretes que atañen al mundo universitario y, en especial a nosotros,
quedándose más desnivelada, aun si cabe, la balanza entre teoría y práctica.
Me he permitido el lujo, en las líneas anteriores, de
hipostasiar como lo haría un filósofo, carezco de experiencia en lides
filosóficas, pero la impronta, el poso que me ha dejado el leer y releer a
Álvaro Pombo, me permite la licencia de aventurarme en la difícil utilización
de este término. Disculpe, Don Álvaro, ya que no lo haré tan correctamente como
usted. Pues bien, la Real Academia define hipostasiar como considerar
algo como verdad absoluta y creo que con respecto al tema que nos ocupa no ando
desencaminado.
Nosotros, los estudiantes de universidad, los futuros
becarios, y haciendo hincapié en periodismo, ya que soy testigo de ello pues son
los estudios que curso, nos encontramos imbuidos en horas y horas de teoría
que, en ocasiones, para el futuro, y óptimo desempeño de nuestra profesión, no
es demasiado relevante. No digo que la teoría no sea importante, no me mal
interpreten, por favor. Teoría debe de haber; debemos realizar la práctica
sobre una base teórica, al menos para tener ciertos conocimientos previos y,
con ello, alguna noción, pero en un grado como el de periodismo, una profesión
que se define por el desparpajo de la mayoría de los alumnos, por cómo te
desenvuelvas delante de una cámara o escenario, cómo proyectes tu voz, e
incluso, edites grandes piezas en menos de quince minutos, en definitiva, lo
que demandan las empresas de comunicación, nada de otro mundo, tampoco ¿ cómo
es posible que no exploten estas facetas? Tres días en los que te enseñan cómo
editar un vídeo, en cuatro años, sí, han oído bien, tres clases, en un grado de
cuatro años en la que practicas, y muy por encima, con un editor de vídeo. No hablemos de exponer un tema, algo que
tendría que ser algo primordial para nosotros, trabajar y trabajar esto, puesto
que este aspecto conlleva muchas horas de dedicación… Creo que en tres años
habré expuesto unas cuatro veces unos tres minutos cada una, y eso, siendo
generoso. Son tantos ejemplos los que tengo en mi haber que podría rellenar,
solo con ellos, el límite de palabras con el que tengo que lidiar para la
confección de este artículo.
Eso sí, nos bombardean en asignaturas como derecho,
con una cantidad ingente de sentencias del tribunal constitucional o, por
ejemplo, en teoría de la información con escuelas y más escuelas, que no digo
que puedan llegar a ser interesantes, pero completamente irrelevantes para
ponerte frente una cámara y realizar un directo, en cuanto a esto, precisamente
ayer, realicé el primero y el último por lo que parece, en todo el grado de
periodismo.
Después de esto, somos nosotros, los que hemos
estudiado con ilusión y con ganas, los que tenemos que soportar llegar a las
redacciones y que nos saquen los colores al quedarnos en blanco en algún
directo, no saber editar o no saber locutar correctamente para una prueba de
radio. ¿Somos nosotros los culpables de ello? ¿Tenemos que aguantar, nosotros
que hemos estudiado los que nos han demandado, que nos digan que no servimos
para esa o aquella actividad por la cantidad de teoría inservible y la nula
práctica? ¿En este caso no sería más elocuente que en periodismo se declinase
tanta teoría y focalizaran nuestros estudios en muchas más prácticas para que
no tengamos que transcurrir por el camino de la vergüenza el mismo día en que
te enfrentes a lo que supuestamente has estado estudiando todos estos años?
Encima, debemos soportar, también, que los profesores
vengan hacia ti y te digan, no no, si te quieres preparar debe de ser por tu
cuenta, entonces me pregunto yo, y perdonen mi ignorancia, ¿la universidad para
que está entonces? ¿Debo pagar más, a parte de la matrícula? ¿ Voy a la
universidad para aprender mediante cursos completamente ajenos a ella? Bueno ese
ya es otro tema con el que podría cumplimentar otras setecientas palabras en un
nuevo artículo.